Sur de Francia (sept ’17)

Lo que originalmente debía ser una ruta por los castillos cátaros, por culpa de la climatología, se ha convertido en un paseo por el país cátaro, y una (otra) visita a la Cerdanya francesa.

Viernes, 8 de septiembre de 2017

Aprovechando que el próximo lunes es la Diada, y por lo tanto tenemos un finde de tres días, hemos hecho otra escapada con la Aldora. La verdad es que hemos salido sin una ruta definida. Queríamos aprovechar las últimas semanas de verano, pero como para mañana la previsión del tiempo no es buena, hemos puesto rumbo a la zona del sur de Francia conocida como País Cátaro, por la profunda huella (la más conocida son los castillos) que dejaron allí los seguidores de aquella religión antes de ser exterminados.

Así que sin tener claro dónde dormiremos mañana (no sabemos si seguiremos visitando la zona o bajaremos a la Costa Brava a apurar el verano), hoy hemos puesto rumbo a Dulhac-sous-Peyrepertuse que cuenta con un área de ACs cerca del castillo y bien equipada. Hemos salido sobre las 18.30, pero hemos encontrado mucho tráfico en la AP7 y nuestro querido navegador «I-Go» ha tenido a bien llevarnos desde Perpignan por una ruta, llamémosla alternativa. Seguro que las vistas desde las reviradas carreteras secundarias eran preciosas, pero como era ya de noche (cómo se acortan los días!!!) no hemos podido ver nada más allá del arcén. Al cruzar el pueblo de Estagel (con algún paso complicado) hemos visto una pizzería con horno de leña, así que hemos hecho una parada técnica para comprar una pizza que nos hemos comido por el camino. Tras cruzar Maury la carretera enfila hacia arriba, con vistas al castillo de Quéribus (estaba iluminado, por eso lo hemos visto) y seguro que con vistas preciosas del valle.

Una vez en Dulhac, y a menos de 800 metros del área, el I-Go se ha vuelto a liar y ha intentado llevarnos por un callejón por el que no cabíamos y que, para colmo, era contradirección. En estos pueblos pequeños encontrar un espacio para dar la vuelta no es sencillo, pero siguiendo la estrecha carretera al cabo de un par de kilómetros hemos podido hacer la maniobra.

Finalmente, son casi las 10 de la noche cuando llegamos al área de Dulhac-sous-Peyrepertouse (N 42.86175, E 2.5654), bastante plana, iluminada, con servicios y en la que ya había unas cuatro ACs. Aparcamos y nos disponemos a cenar  a dormir.

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Imagen del área de Duilhac-sous-Peyrepertouse
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La zona de servicios

Kilómetros del día: 218. Totales del viaje: 218 kms.

Sábado, 9 de septiembre de 2017

Tras una noche tranquila, despertamos con un día fresco y nublado. Una visita a la «epicerie» del pueblo para comprar pan y croissants, y tras desayunar… empieza a llover. Esperamos un rato, y la cosa cada vez se pone más negra y el viento arrecia de forma importante. Las rachas mueven la auto de un lado a otro, así que teniendo en cuenta que el viento es uno de los riesgos en los castillos de esta zona por lo expuestos que están (de hecho a menudo los cierran por metereología), decidimos posponer a mañana la visita y bajar al valle.

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Las calles de Duilhac
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Vista del castillo desde el área de ACs

Así que deshacemos el recorrido hasta Maury y tomamos la D117 (preciosa carretera) hacia el oeste. Hacemos un parada técnica en un Carrefour Market y comemos en Lavagnac, al pie del castillo de Puilaurens. Como sigue lloviendo, y la previsión es de que mejore durante la tarde, seguimos ruta hacia Alet-les-Bains. Cuando llegamos allí ya ha parado la lluvia y rápidamente sale el sol, toda una alegría!! Preguntamos en la oficina de información y turismo por los horarios y precios de las termas cercanas, y resulta que las de Alet cerraron la pasada semana (fin de temporada) y las de Rennes-les-Bains cierran a las seis (son las cinco y cuarto). Así que la idea de pasar la tarde en agua caliente se queda para otro momento.

En Alet visitamos las ruinas de la abadía. Como suele pasar con estas grandes construcciones cuando están en ruinas, pero puedes pasear por ellas, la impresión es curiosa. Al ver los interiores de las paredes, parece que te sientes más cerca del esfuerzo de construirlas y de mantenerlas, y de las historias que allí sucedieron. La historia de la abadía es curiosa, y puedes verla en una hoja en español que te dan al comprar la entrada.  Por cierto, que el precio de la entrada son 4€ (los niños no pagan) para una visita de, todo lo más, 15 minutos… nosotros lo encontramos claramente excesivo. Además, desde la calle se pueden ver aproximadamente un tercio de las ruinas lo que probablemente hace innecesario pagar la entrada.

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Tras visitar la abadía, y usando el plano que nos han dado en la Oficina de Turismo, damos una vuelta por el pueblo donde pueden verse casas del sXII, los restos de las murallas medievales, la casa en la que vivió Nostradamus… no se trata de uno de esos pueblos de postal, espectacularmente cuidados y recuperados, pero a cambio tiene una autenticidad total y nos permite pasear por las estrechas calles casi en solitario, sólo observados por algunos lugareños a los que los turistas les parecemos un souvenir.

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Después del paseo, y en un intento de amoldarnos a los horarios, decidimos buscar un sitio para cenar. Las posibilidades en Alet son muy limitadas, así que Mónica busca inspiración en Tripadvisor y decidimos un restaurante en Quillan, que nos pilla de paso en nuestro rumbo de vuelta a la zona de los castillos. Aparcamos en un amplísimo parking junto a la estación de tren (N 42.8740 E 2.1819) y vamos a cenar al cercano restaurante Le Gallerie. El precio no es barato, pero la relación calidad-precio es muy buena, y también la atención. Elegimos el menú «Le Gallerie» y cenamos a gusto, y bastante. Tanto que después de cenar, no nos apetece conducir la media hora que nos separa del castillo de Puilaurens y decidimos quedarnos a dormir en el área de Quillan.

Este área (N 42.8715 E 2.1817), moderna, plana, bien arreglada y con servicios de luz y aguas, es de la cadena Pass’Étapes. El precio son 10,80€ por noche, pero es necesaria la tarjeta de la cadena (4€). Nosotros, casualmente, la sacamos este verano para dormir en Aix-les-bains así que únicamente tenemos que hacer el trámite de recarga en el cajero-borna de entrada. Cuando llegamos hay aproximadamente diez autos, pero el área es muy amplia y aparcamos sin problemas.

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Kilómetros del día: 94. Totales del viaje: 312 kms.

Domingo, 10 de septiembre de 2017

Despertamos y sigue lloviendo. Parece que el tiempo no nos da tregua estos días. Desayunamos y rellenamos aguas, pero la lluvia no para y el viento arrecia. Salimos hacia el Castillo de Puilaurens más por principios que por convicción. Los últimos tres kilómetros de carretera son estrechos y con una pendiente del 16%, pero se resuelven fácil con un poco de paciencia y poniendo primera en las curvas más cerradas. Llegamos hasta el último parking sin problemas porque no hay casi nadie, pero en un día normal sería más inteligente dejarlo en el parking anterior (sólo hay 200 metros, N 42.8031 E 2.2940) y ahorrarse la posibilidad de tener que volver marcha atrás. La lluvia sigue y el viento es fuerte, así que decidimos no subir pese a tener el castillo a la vista. Está claro que pese a llevar 36 horas dando vueltas por la zona, no es nuestro momento para visitar los castillos.

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Así que ni cortos ni perezosos, ponemos como destino al navegador los Baños de Saint Thomas (N 42.5036 E 2.1681), y esta vez le obligamos a que nos lleve por Perpignan para ahorrarnos excursiones por carreteras secundarias de curvas. Dudamos entre ir a los baños de Llo o a los de Saint Thomas, pero finalmente elegimos estos últimos para probarlos. El camino, pese al fuerte viento, lo llevamos sin problemas. Ya cerca de Perpignan la lluvia cesa, y en Prades paramos a comer. Seguimos por la N116 remontando el valle del río Tet, una de las rutas más bonitas que conocemos en esta zona de Francia. La llegada a Saint Thomas es algo «peculiar». El desvío de la N116 no presagia nada bueno, y a los 150 metros hay un cartel de prohibición para vehículos de más de 2,20 metros de ancho… Mónica comprueba rápidamente qué dice en Internet, y vemos que algunos otros autocaravanistas lo han hecho antes, así que allí vamos nosotros. La verdad es que la carretera es muy estrecha. En muchos de los tramos no se cruzarían dos coches, pero va habiendo apartaderos y desvíos, así que subimos sin problemas, pese a cruzarnos con dos coches y una camper. Al llegar al parking, vemos otras dos ACs así que no hemos sido los únicos.

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Aparcamiento de los Bains de Saint Thomas

Los baños tienen dos tipos de entrada, sólo para las piscinas externas (7,50€ adultos y 4,50€ menores de 12 años) y la completa, que incluye saunas, hammanes, jacuzzis y zonas de relajación (14,50€, sólo adultos). Obviamente, no nos queda más remedio que coger sólo para las piscinas externas. Como en otros baños de la zona, no hay límite horario. Al final, no son más que tres piscinas, así que nadie estaría demasiado rato. Como curiosidad, decir que el agua está realmente caliente (entre 36ºC y 39ºC) y que, entre otras propiedades, es claramente sulfurosa. No es que seamos unos expertos en aguas, es que el olor del sulfuro (a huevo podrido) es impresionante, especialmente en la zona de las duchas. Como curiosidad, tener en cuenta que estos baños carecen de duchas, por lo que nos llevaremos para casa íntegramente los efectos del agua, incluido el peculiar olor… Es una visita recomendable, pero nosotros nos quedamos con los Baños de Llo.

Nosotros estamos aproximadamente una hora y media. La verdad es que la temperatura ambiente es bastante baja (por debajo de los 14ºC) y hace aire, así que el viento frío en la cara contrastando con el cuerpo sumergido en agua caliente es realmente agradable.

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Tras la sesión de relajación, deshacemos el tramo estrecho de carretera (ahora ya no nos parece tan estrecho) y acabamos de remontar la N116 hasta Mont Luis. Seguimos y tras un par de pruebas, Mónica acaba eligiendo un área para dormir en el lago de Matemale, cerca de Les Angles. Como siempre que elige ella, el lugar es sencillamente espectacular (N 42.5793 E 2.1025), en mitad de un bosque espectacular y al pie del lago. Cuando llegamos hay otras cuatro ACs. Los únicos inconvenientes de este lugar son que es bastante pequeño (menos de 15 plazas, imagino que en temporada alta costará encontras sitio) y que la borna de servicios no funciona. Para nosotros no es inconveniente porque veníamos cargados de esta mañana.

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Área de pernocta junto al Lago de Matemale

Como es pronto cenamos tranquilamente y aprovechamos para ver una peli en familia y reírnos un rato. De cara a mañana, y pese a que no hemos hecho casi nada este finde, planeamos pasar la mañana tranquilamente en el lago y luego volver para estar a media tarde en casa.

Kilómetros del día: 182. Totales del viaje: 494 kms.

Lunes, 11 de septiembre de 2017

Aunque parezca mentira, se ha pasado media noche lloviendo y cuando nos despertamos vuelve a llover. Menudo puente pasado por agua… En seguida las otras autos se van y nos quedamos solos. Nos lo tomamos con calma, y a última hora de la mañana la lluvia parece que amaina. Así que nos equipamos con impermeables y salimos a dar una vuelta. La vuelta completa al lago son 8kms. No hemos traído bicis y, como es más bien tarde, decidimos hacer una versión «light». Así que vamos hasta la barrera de la presa, la cruzamos y pasamos a la otra orilla, donde nos sentamos un rato mientras la peque tira piedras al lago. El tiempo nos respeta y no nos llueve, y en algunos ratos incluso sale el sol. Cuando nos damos cuenta de la hora es casi la una, así que nos damos prisa en volver porque queremos comer fuera y ya se sabe los horarios fuera de España cómo son…

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Buscamos algo cerca y acabamos comiendo en Les Angles, guiados por Tripadvisor. Estamos fuera de temporada y no tenemos problemas para aparcar ni para encontrar mesa.

Tras la comida, iniciamos el regreso. La primera parte del retorno se hace lento y revirado mientras salimos de la Cerdanya Francesa, pero lo compensa el paisaje. No sé qué tiene esta zona, pero cuanto más la visito más me gusta.

Una vez cruzamos el túnel del Cadí, el viaje se convierte más en un trámite y regresamos sin más contratiempo que el fuerte viento.

Aún no son las seis cuando llegamos a nuestro parking. Ha sido un puente que, por culpa de la lluvia y el viento, no ha salido exactamente como queríamos. Pero nos ha servido para desconectar, estar juntos, descansar, probar gastronomía local y conocer nuevos paisajes (aunque muchos hayan sido desde detrás del parabrisas). Al final, es de lo que se trata, ¿no?

Kilómetros del día: 193. Totales del viaje: 687 kms.